
Los movimientos que realiza el bebé con la mandíbula y la lengua son muy diferentes cuando toma pecho que cuando toma biberón. Así, mientras que con la lactancia materna se favorece el desarrollo bucodental y se reduce el riesgo de maloclusiones, con el biberón puede ocurrir lo contrario cuando es utilizado de forma prolongada.
Además, hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones a la hora de utilizar el biberón:
- El bebé no debe acostumbrarse a dormir con él, ni lo debe usar como chupete, pues este hecho podría provocar la aparición de las llamadas «caries de biberón», un tipo de caries infantil que provoca un proceso destructivo del diente debido a que las bacterias se alimentan de los restos de azúcares que quedan en los dientes o encías, provocando la desmineralización de la superficie dental.

- Después de cada toma, limpiaremos bien la boca y las encías con una gasa y, en cuanto tenga el primer diente, también lo limpiaremos con un cepillo dental (comprar en la farmacia uno adecuado para su edad).
- El biberón debe retirarse entre los 12 y los 18 meses para no interferir en el desarrollo bucodental, sustituyéndolo por tazas o vasos de aprendizaje que favorezcan el paso de una alimentación mediante succión, a un alimentación por masticación. A partir de los 18 meses la masticación ya es más eficiente, por lo que se debe abandonarse definitivamente el biberón.
¿Qué ocurre si el biberón se utiliza más allá de los 18 meses de edad?
Un uso prolongado en el tiempo del biberón podría hacer que los dientes centrales inferiores se desviaran paulatinamente hacia dentro, mientras que los superiores se separaran y sobresalieran hacia fuera.
Con el tiempo, los colmillos acabarían chocando entre sí, provocando que ambas filas de dientes no cerraran correctamente (lo que se conoce como «mordida abierta»). Además, la acción de succionar pondría en funcionamiento una serie de músculos de la cara que, junto con la posición de la lengua, contribuirían a que las líneas superiores e inferiores perdieran su paralelismo, provocando la «mordida cruzada«.

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